TRAUMA Y SU TRATAMIENTO
Las personas lastimadas pasan a menudo desapercibidas. Nadie aprecia sus partes rotas ni su dolor invisible. Sin embargo, la marca de los traumas, de las adversidades vividas siguen impresas en sus mentes dificultando su día a día. Duermen mal, se sienten agotadas, enfadadas, tienen serias dificultades para volver a confiar en la gente y son incapaces de manejar esa realidad interna.
Los expertos en psicología del trauma suelen decirnos que la mayoría de nosotros deberemos hacer frente, en algún momento, a un hecho complicado y adverso. Pueden ser accidentes de tráfico, la pérdida de un ser querido, una catástrofe natural, ver o ser víctima de una agresión, afrontar la pérdida de un trabajo, romper una relación afectiva, una enfermedad…
Las personas lastimadas no tienen ningún hueso roto y, sin embargo, no pueden desenvolverse por el mundo con normalidad. Sus heridas tampoco se aprecian a simple vista, pero su dolor es inmenso, descarnado y profundo. Nadie merece vivir de este modo. Por ello, es necesario recordar siempre que es posible emerger de estas situaciones. Veamos cómo.
Personas lastimadas, anatomía del dolor que no deja ser
¿En qué momento una experiencia dramática se convierte en un trauma? ¿Cuándo una persona es susceptible de estar sufriendo un trastorno de estrés postraumático? Aunque nos sorprenda, no hay una respuesta estándar ante estas cuestiones. No la hay porque cada persona vive y procesa estas situaciones de un modo particular.
El riesgo de convertirnos en personas lastimadas, en esos perfiles susceptibles de arrastrar un trauma, depende de tres factores:
- Grado de exposición al trauma. Por ejemplo, los niños que han tenido una crianza complicada, con desatención o maltratos, sufrirán un trauma más profundo que el adulto que en un momento dado padece el impacto de una pérdida o es testigo de un accidente.
- El otro factor es la vulnerabilidad. Genéticamente, hay personas más vulnerables al efecto de un hecho adverso que otras.
- El tercer elemento son los recursos disponibles. Hechos como contar o no con apoyo social son a menudo un matiz determinante. Asimismo, también podemos hablar de los recursos psicológicos. Haber pasado con anterioridad por un trauma y haberlo afrontado con éxito, nos da estrategias de resistencia más adecuadas y efectivas.
Síntomas más comunes del efecto de un trauma
- Insomnio y pesadillas.
- La memoria siempre se centra en los recuerdos traumáticos. Es común de hecho sufrir constantesflashbacks.
- Ansiedad y estrés.
- Sentimientos de ira, enfado y rabia.
- Sensación de culpa.
- Cansancio físico e incluso aparición de enfermedades psicosomáticas.
- Problemas para volver a confiar en las personas.
- Baja autoestima.
- Visión negativa de uno mismo.
- Estar siempre a la defensiva y con miedo, con la constante sensación de que va a suceder algo.
Una de las formas más rápidas y eficaces para resolver los traumas es a través de la terapia EMDR que utilizamos en nuestra consulta.